Entre semana consigo eludir todos los vicios de los que no puedo abusar. Nada de alcohol, nada de tabaco. Si no piso la calle de noche todo va bien.
Intento llevar una vida saludable. Ejercicio, algo de lectura y pajas.
Me masturbo con verdadera devoción.
Enciendo el pc. Busco algo excitante en la red. Una conversación, un video, unas fotos, un relato. Algo que encienda la chispa en mi cabeza. Me gusta relacionar lo que veo, escribo o leo con mis experiencias. Tengo amigos que buscan un video cualquiera y se la pelan sin más. Algo automático, estímulo/reacción.
Cuando comenté con ellos que me gustaba fantasear con nuestras amigas hubo algún grito de indignación. Ellos se lo pierden. También hubo algún defensor de mi causa. Argumentamos que cuando conoces a la persona homenajeada, la masturbación gana en matices, en morbo, en erotismo. La inquisición nos etiquetó de cerdos, de enfermos.
Puede ser.
Me suelo pasar dos, tres horas masturbándome, buscando la fantasía que me haga terminar. Es un ejercicio de placer, en el que la imaginación es básica. No entiendo a las personas que son capaces de pajearse sin pensar en nada. Mi novia me dice que ella no piensa en nada. He intentado que disfrute de sus propias fantasías. Terapia. Nos pajeamos juntos. Nos encanta ver como lo hace el otro, y hacernos comentarios. Le sugiero situaciones y ella poco a poco va entrando en el juego. Se calienta con algunas cosas que le digo. Le encanta imaginar que la masturbo con la mano mientras otro se la folla.
A mi también me vuelve loco.