Después de unos días de tratamiento empiezo a notar los efectos benéficos. Y eso que todo salió mal.
El viaje al sur resultó un fracaso total. Mal tiempo y un virus que me dejó en cama un par de días. A mi vuelta al norte pasé la nochevieja con más pena que gloria, todavía maltrecho por la enfermedad. Además la actividad sexual ha estado bajo mínimos históricos: 3 polvos y algunas pajas durante la semana que pasé con mi novia. Y eso derivó en dudas sobre lo que siento por ella. ¿Se ha terminado el deseo? ¿La quiero de verdad? ¿O solo puedo quererla cuando estoy lejos de ella? Mejor no comerse la cabeza. Me conozco y no llegaré a ninguna conclusión a corto plazo.
Si embargo, cuando ella se fue la eché mucho de menos. Ahora la echo de menos.
Aparte estoy leyendo mucho y eso me hace bien. Estoy más despierto y me he alejado de internet (consecuentemente también de mis largas sesiones de masturbación). Eso también me hace bien.
En definitiva, veremos a donde me lleva esta nueva filosofía.