Apetito de sexo.


Este fin de semana he vuelto a ver a mi chica. Un mes después de nuestro último encuentro. Ella me espera en la estación, helada, muy guapa con el pelo suelto. Nos ponemos tiernos en cuanto nos ponemos las manos encima. Son muchos días pensando el uno en el otro, deseándonos. Nuestra relación  es muy sexual, mundana, muy poco intelectual. Antes de ella tuve un amor metafísico, muy complicado y sufridor en sus últimas fases. Ahora procuro no complicarme. No obstante, ella se me ha metido poco a poco bajo la piel.

Prefiero no concretar más, tampoco se si podría hacerlo ;) 

Ahora vuelve la electricidad entre nosotros. Está guapísima. De camino a casa nos besamos impacientes. Al llegar me toma el pelo delante de sus compañeras de piso ... "¿vamos a follar ahora o más tarde?".

En su cuarto un frenesí. Nos quitamos la ropa y nos saboreamos. Me entretengo mirándole las tetas y entierro gozoso la cara entre ellas, me encanta como huele. Las chupo, me muerde mientras sus manos acarician mi polla.  Bajo sus braguitas encuentro el manantial habitual, me resbalan los dedos. Eso me la pone aún más dura. Me sienta en el borde de la cama y se sube encima mío. Aún antes de metérsela tengo el rabo lleno de flujo. Se ensarta ella solita y empieza a montarme. Un buen rato, con calma y ternura, ninguno quiere que se acabe. Sigo admirándola desde abajo. Estoy en el cielo. Al rato cambiamos papeles. Se tumba en la cama bien abierta de piernas y el que la folla soy yo. Dejo las caricias para otra ocasión y la penetro con violencia. Forcejeamos el uno con el otro, perdemos la razón. 

Una hora después de llegar a casa nos tumbamos extenuados uno al lado del otro. Nos masturbamos mutuamente hasta quedarnos a gusto. Y vuelta a empezar.  Al terminar le comento que me gustaría hacer un facesitting. Nunca lo he probado y me muero de ganas. Ella sonríe complaciente.

Show de cocina.

El viernes noche no promete gran cosa. Se monta una fiestecita en casa de mi chica. La mayoría de la gente acaba de estrenar la mayoría de edad. Mucha cerveza, algún escote de impacto, música... la reunión es muy aburrida. No conozco a casi nadie, y las chicas hablan del trabajo. Me parece que estoy fuera de lugar. Paso el tiempo poniendo música y mirándole las tetas a una niña de 18.            
                                

Llega una compañera de piso con su ligue y la cosa se pone interesante. Traen tremenda borrachera. Nunca la vi tan desinhibida. Baila sensualmente entre los invitados, ajena a las miradas de los machos. 

La bailarina y su acompañante se escabuyen en busca de más alcohol. Algo más tarde mi novia me llama. Hay un buen show en la cocina. A través del cristal de la puerta se percibe toda la escena. Ella tiene las manos apoyadas en el cristal, y se mueve rítmicamente al compás de las embestidas de su pareja de baile. El tío la bombea sin piedad. Una pena que el cristal sea solo translúcido.

El pasillo está abarrotado de curiosos. A la mayoría les da vergüenza ajena, pero nadie pierde detalle. Es morboso ver a tanta gente excitada, me dan ganas de masturbarme. Ojala la situación hubiese derivado en una sesión onanista colectiva. Pero no, claro. A ver quien es el atrevido que se saca la polla en primer lugar. Una pena.

Como poco se merecían un aplauso, y se lo dimos.

Día siguiente.

Me levanto y la bailarina está limpiando los restos de la batalla. Lleva un camiseta mínima y desde mi punto de vista puedo verle las pequeñas tetas. Sus pezones duros por el frío me erotizan más que el show de la noche anterior. Me dice que está muy avergonzada por lo ocurrido, que ella no es así. 

¿Y por qué no quiere ser así? Que le quiten lo bailao. ¿No?

 
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