Dos testigos de Jehová se pasaron por mi casa, eran el clásico dúo del tonto y el listo, los conocí el día antes en la calle y los calé al momento, sobre todo al listo, el otro que era el típico gafitas con cara de salido no paraba de mirarme pero no se atrevía a decir nada. Así que les di cita y preparé mis mejores armas, después de un laaaargo rato de aguantar paridas sobre religiones que no me importan y aguantando que intentaran quitarme mi querida ...